Desensibilización (psicología)
En psicología, la desensibilización es un tratamiento o proceso que disminuye la capacidad de respuesta emocional a un estímulo negativo, aversivo o positivo después de una exposición repetida. La desensibilización también ocurre cuando se evoca repetidamente una respuesta emocional en situaciones en las que la tendencia a la acción asociada con la emoción resulta irrelevante o innecesaria.
El proceso de desensibilización fue desarrollado por la psicóloga Mary Cover Jones, y se utiliza principalmente para ayudar a las personas a desaprender fobias y ansiedades. Joseph Wolpe(1958) desarrollaron un método de una lista jerárquica de ansiedad que evoca estímulos en orden de intensidad, lo que permite a los individuos adaptarse.
Aunque hay medicamentos disponibles para personas que sufren ansiedad, miedo o fobias, la evidencia empírica respalda la desensibilización con altas tasas de curación, particularmente en clientes que sufren depresión o esquizofrenia.
Pasos
La lista jerárquica se construye entre el cliente y el terapeuta en una serie ordenada de pasos, desde los miedos o fobias menos perturbadores hasta los más inquietantes. En segundo lugar, al cliente se le enseñan técnicas que producen una relajación profunda. Es imposible sentir ansiedad y relajación al mismo tiempo, por lo que facilitarle al cliente una relajación profunda ayuda a inhibir cualquier sentimiento de ansiedad.
Desensibilización sistemática (una reducción guiada del miedo, la ansiedad o la aversión) puede lograrse acercándose gradualmente al estímulo temido mientras se mantiene la relajación. La desensibilización funciona mejor cuando los individuos están expuestos directamente a los estímulos y las situaciones que temen, por lo que los estímulos que provocan ansiedad se combinan con respuestas inhibitorias.
Esto lo llevan a cabo los clientes que se desempeñan en situaciones de la vida real (lo que se conoce como desensibilización in vivo) o, si no es práctico representar directamente los pasos de la jerarquía, los clientes que observan modelos que realizan el comportamiento temido (lo que se conoce como desensibilización indirecta).
Los clientes ascienden lentamente en la jerarquía, repitiendo actuaciones si es necesario, hasta que el último elemento de la lista se realiza sin miedo ni ansiedad.
Efectos sobre los animales
Los animales también pueden ser insensibles a sus miedos racionales o irracionales. Un caballo de carreras que teme a la puerta de salida puede ser insensible a los elementos temerosos (el crujido de la puerta, la campana de partida, el espacio cerrado) uno a la vez, en pequeñas dosis o a distancia.
Clay y col. (2009) realizaron un experimento mediante el cual asignó macacos rhesus a un grupo de desensibilización o un grupo de control, encontrando que aquellos en el grupo de desensibilización mostraron una reducción significativa tanto en la tasa como en la duración del comportamiento temeroso.
Esto apoya el uso de entrenamiento PRT. La desensibilización se usa comúnmente con fobias simples como la fobia a los insectos.Además, se ha demostrado que la terapia de desensibilización es una herramienta útil para entrenar perros domesticados. Se demostró que la desensibilización sistemática utilizada junto con el contracondicionamiento reduce los comportamientos problemáticos en los perros, como la vocalización y la destrucción de propiedades.
Efectos sobre la violencia
La desensibilización también se refiere al potencial de reducción de la capacidad de respuesta a la violencia real causada por la exposición a la violencia en los medios, aunque este tema se debate en la literatura científica sobre el tema. La desensibilización puede surgir de diferentes fuentes de medios, incluyendo TV, videojuegos y películas.
Algunos estudiosos sugieren que la violencia puede generar pensamientos hostiles, con la posibilidad de afectar la forma en que percibimos a los demás e interpretamos sus acciones.
Se presume que la exposición inicial a la violencia en los medios de comunicación puede producir una serie de respuestas adversas, como un aumento de la frecuencia cardíaca, miedo, malestar, transpiración y disgusto. Sin embargo, la exposición prolongada y repetida a la violencia en los medios de comunicación puede reducir o habituar el impacto psicológico inicial hasta que las imágenes violentas no generen estas respuestas negativas.
Finalmente, el observador puede volverse insensible emocional y cognitivamente a la violencia en los medios. En un experimento, los participantes que jugaron videojuegos violentos mostraron una frecuencia cardíaca más baja y lecturas de respuesta galvánica de la piel, que los autores interpretaron como una muestra de desensibilización fisiológica a la violencia.
Sin embargo, otros estudios no han podido replicar este hallazgo. Algunos estudiosos han cuestionado si volverse insensible a la violencia en los medios de comunicación se transfiere específicamente a volverse insensible a la violencia de la vida real.
Referencias
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Fuentes
- Fuente: www.nlm.nih.gov
- Fuente: www.saylor.org
- Fuente: doi.org