Autoconciencia reflexiva
La autoconciencia reflexiva es un concepto, relacionado con el de la iluminación, formulado por Eugene Halliday durante las décadas de 1940 y 1950 en Inglaterra. Expuso su concepto en su libro Reflexive Self-Consciousness, que, circulando en formato softback durante muchos años, fue publicado en tapa dura en 1989 por Melchisedec Press, ISBN 1-872240-01-1.
En su libro, Eugene Halliday establece una forma en que podemos desarrollar la capacidad de responder adecuadamente a las demandas que la vida nos exige, la capacidad de asimilar los golpes y los golpes de la experiencia, para que podamos vivir una vida completa y equilibrada. El camino hacia este equilibrio es a través de la comprensión del centro de nuestro propio ser, nuestra conciencia y, a través de esto, encontrar nuestro lugar en relación con el universo.
Significado de la autoconciencia reflexiva
Eugene Halliday realizó un estudio de por vida sobre arte, religión, filosofía, psicología y ciencia. Desde su comprensión, formuló un conjunto coherente de ideas. En su obra seminal «Autoconciencia reflexiva», expone la naturaleza de la conciencia y su relación con el mundo de los fenómenos, el ser y la humanidad.
A partir de esto, explica cómo la conciencia misma puede volverse «reflexiva». Con esto quiere decir que la conciencia se vuelve completamente auto-transparente y continuamente consciente de su propia presencia y naturaleza.
Él dice que al observar una cosa o situación uno puede promover este estado reflexivo volviendo nuestra propia conciencia sobre sí misma. «Es el yo, que es la conciencia misma, quien está observando esta cosa, este yo que soy, regreso al yo». Al colocar nuestra naturaleza como observador en el corazón de su trabajo, Halliday establece un método por el cual liberarnos de la identificación de objetos, que nos encierra en un ciclo de reflejos condicionados, búsqueda de placer y evitación del dolor.
Él ve una estructura compleja de células, como el cerebro, como «un vehículo para la expresión de los procesos complejos de conciencia» y no como el origen de esa conciencia. No importa cuán complejo sea el arreglo, la conciencia no puede surgir de las interacciones bioquímicas de una gran cantidad de partículas no sensibles.
Origen del ser
Halliday postula que la fuente y el origen final de nuestro ser es la conciencia o la conciencia. Él ve este origen como un campo infinito de poder sensible. Halliday compara la actividad de este campo infinito de poder sensible, la fuente de todos los seres, con la del mar. Sus movimientos internos, sus ondas, crean vórtices dentro de él, que dan lugar a todos los fenómenos observables del mundo.
Los átomos, las moléculas, las células, las plantas, los animales, la humanidad, los seres humanos, todos se forman dentro de este campo sensible infinito, y todos son sensibles. No hay un nivel de ser no sensible. Así de acuerdo con el filósofo Alfred North Whiteheadcuando dijo «no hay espacios muertos en la naturaleza».
Este campo infinito de poder sensible, que es la fuente última del universo y todo lo que está dentro de él, es la Divinidad de los teólogos, el Absoluto de los filósofos.
Involución
Antes de la evolución, Eugene Halliday plantea una «involución», mediante la cual los movimientos de este poder sensible absoluto crean el universo y todos los seres en él. La conciencia tiende a caer en la identificación con los seres, hasta el nivel físico más grosero del mundo mineral. A través del proceso de evolución, la sensibilidad evoluciona a través de minerales, plantas, animales y humanos para redescubrir su verdadera naturaleza como la Conciencia misma, en uno con el campo infinito de la conciencia.
Este retorno de la conciencia a su fuente es la autoconciencia reflexiva del título del libro.
Referencias
Autoconciencia reflexiva, publicado por Melchisedec Press, 1989, ISBN 1-872240-01-1
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