Albedo (alquimia)

En alquimia, el albedo es una de las cuatro etapas principales de la obra maestra, junto con nigredo, citrinitas y rubedo. Es un término latinicizado que significa «blancura». Tras el caos o la confusa massa de la etapa nigredo, el alquimista emprende una purificación en albedo, que se conoce literalmente como ablutio, el lavado de impurezas.
Esta fase se refiere a «aportar luz y claridad a la prima materia (material personal)».
El albedo es la segunda etapa de la alquimia. En este proceso, el sujeto se divide en dos principios opuestos para luego ser coagulados para formar una unidad de opuestos o coincidentia opositorum durante el rubedo. Los alquimistas también lo aplicaron al alma de un individuo después de completar la primera fase, lo que implicó la descomposición de la materia.
En la literatura medieval, que desarrolló un complejo sistema de imágenes y símbolos para la alquimia, la paloma a menudo representaba esta etapa, mientras que el cuervo simbolizaba a nigredo.
Titus Burckhardt interpreta el albedo como el final del trabajo menor, correspondiente a una espiritualización del cuerpo. El objetivo de esta parte del proceso es recuperar la pureza original y la receptividad del alma.
Psicología
El psicólogo Carl Jung equiparó el albedo con imágenes inconscientes del alma contrasexual; el anima en hombres y animus en mujeres. Es una fase en la que se realiza una comprensión de las proyecciones en la sombra, y el ego inflado y las conceptualizaciones innecesarias se eliminan de la psique. Otra interpretación describe el albedo como una experiencia de despertar e implica un cambio de conciencia donde el mundo se convierte en algo más que el ego de un individuo, su familia o país.
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